CUENTOS


LA CAMISA DEL HOMBRE FELIZ

Érase una vez, hace mucho tiempo en un país muy lejano donde vivía un rey muy rico, ocurrió esta historia:
El rey, que se llamaba Godofredo, tenía muchos caballos. Algunos eran muy negros y rápidos, otros eran muy grandes y lentos, otros muy blancos y elegantes. Tenía tantos que apenas sabía los nombres de todos. Él los usaba para dar largos paseos por sus bosques, pues tenía muchos bosques con muchos árboles y flores. Árboles muy grandes y ancianos, flores de muchísimos colores y tipos: azucenas, hortensias, claveles, rosas, geranios, jazmines, lirios... Bueno, muchísimas. Tenía también muchos perros ya que al rey le gustaba mucho cazar faisanes, liebres, conejos, jabalíes, ciervos, gamos... Bueno, le gustaba cazar de todo. Como tenía muchas riquezas también tenía numerosos ganados para alimentarse muy bien. ¡Ah! Vivía en un castillo muy grande y alto, con muchas almenas y banderas y un puente levadizo muy grande. En su castillo había muchos músicos y bufones. Allí, en el castillo, también vivía su hijo Recaredo al que quería mucho.
Un día, el rey Godofredo se puso enfermo. El médico fue a visitarlo y no sabía qué enfermedad podía tener. El caso es que el rey Godofredo estaba muy triste y ni él ni nadie sabían la razón.
Acudió a visitarlo el encargado de los caballos un día.
¿Majestad?
Pasad, Encargado de mis caballos. Decidme qué queréis.
Hemos notado mis ayudantes y yo que su majestad se encuentra muy triste. Quisiéramos ayudarle a que se sane y hemos preparado su mejor caballo lo mejor que hemos podido. Hemos adornado los árboles del bosque y lo hemos plantado de flores. Todo esto para que su majestad pasee por allí y se mejore.
¡Ay! ¡Ojalá pudiera! No puedo pasear estando tan triste.
El Encargado de los caballos se fue y vino el jefe de las cacerías.
Majestad.
Pasad, Jefe de las cacerías. ¿Qué queréis?
Hemos notado mis ayudantes y yo que su majestad se encuentra muy triste.
Esto me suena.
Quisiéramos ayudarle a que se sane y hemos preparado los perros, los mejores, para que su majestad cace y se mejore. Hemos pintado dianas en todos los ciervos, en todos los gamos, en todos los jabalíes, en todos los conejos, en todas las liebres...
¡Basta! Estoy enfermo. No puedo cazar estando triste. ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
Después que se fue el Jefe de las cacerías vino el Pastor de todos los ganados del rey.
Majestad.
Pasad, Pastor de los ganados. Decidme qué es lo que deseáis.
Hemos notado mis ayudantes y yo...Me está empezando a hartar tanto preámbulo.
Quisiéramos ayudarle a que se sane y hemos preparado para ello un gran banquete. Quizá si su majestad come bien se mejore.
¡Ay! Se me hace la boca agua pero... no puedo comer estando triste. ¡Ay qué tristísimo que estoy! ¡Ay! ¡Ayyyyyy!
Nada más marchase el Pastor de los ganados vino el bufón de la Corte.
Majestad, ¿sabe ese chiste de la hormiga que se carga al elefante?
Sí.
Majestad, he notado...
¡Lo sé! ¿Qué queréis?
Quisiera contaros algunos chistes a ver si...
Estoy triste y no estoy para bufonadas. ¡Ay! ¡Ayyy!Todos habían fallado en su intento de curar al rey. Se reunieron para hablar lo desanimados que estaban cuando llegó el Príncipe Recaredo.
Vengo a daros una difícil tarea. Me ha dicho un sabio muy sabio de un país muy, pero que muy lejano, que la única solución para mi padre el Rey...
¡Viva el Rey!
Dejadme que siga. La única solución para mi padre el Rey...
¡Viva el Rey!
Silencio. Dice que la única solución es que busquemos a un hombre que sea feliz y le pongamos al rey una camisa de éste. Así que, ¡venga! A buscar todos esa camisa.
Se despidieron del rey con muchas reverencias y se fueron a buscar la camisa del hombre feliz. Tardaron muchos días, semanas, hasta que fueron llegando uno a uno.
Majestad. saludó el primero en llegar,el encargado.
¿Tenéis la camisa? le preguntó el rey
No, Majestad. No encontré a nadie feliz.
Bueno, no te preocupes. ¡Qué le vamos a hacer! Replicó el Rey
A los pocos días llegó el Jefe de las cacerías.
Majestad.
¿Tenéis la camisa? le preguntó el rey
No, Majestad. No encontré a nadie feliz.
Nada, no llores. Otro lo encontrará. Replicó el Rey
posteriormente llegó el Pastor
¿La tenéis?le preguntó el rey
No, majestad. No encontré a nadie feliz.
¡Pues lo tenemos claro! Bueno, no te preocupes. Suspiró el Rey
Todos tenían unas caras muy largas cuando vieron llegar al bufón.
Majestad.
¿Sí? Preguntó desganado el Rey
Estoy cansadísimo. Llevo semanas contando chistes y no hay manera. No hay nadie feliz.
¡Vaya! Replicó con más desgana.
Estaban todos tristes cuando llegó el Príncipe Recaredo.
Papá.
Hijo, ¿la has encontrado?
Cuando salí de aquí tuve que vadear grandes ríos, cruzar montañas heladas, luchar contra dragones...
¡Ohhhh! Se asombraron todos.
Lidiar terribles batallas con osados guerreros, asaltar inexpugnables castillos...
¡Ohhh! Siguieron con su asombro
He recitado cientos de poemas en cientos de plazas, he...
Hijo...
¿Sí, papá?
Déjate de rollos y al grano. Le insistió el Rey casi malhumorado.
Tras todas mis peripecias encontré a un hombre que era muy, muy pobre pero era feliz.
Entonces, ¿has traído su camisa? , preguntó interesado el Rey.
No, era tan pobre que no tenía camisa.
¡Ohhh! Terminaron de asombrarse los pocos que aún no lo habían hecho.
Pero me dijo su secreto.
¡Ahhh! Gritaron todos de jubilo.
Las riquezas no dan la felicidad.
¡Ohhh! Replicaron nuevamente.
Tampoco la pobreza.
¡Ahhh! Respiraron aliviados.
El secreto de la felicidad está...
¡Ssss! mandaron todos silencio ante la solución al enigma....

EL secreto de la felicidad está en uno mismo.





LA CIUDAD DE LOS POZOS

Esta ciudad no estaba habitada por personas, como todas las demás ciudades del planeta.

Esta ciudad estaba habitada por pozos. Pozos vivientes ...pero pozos al fin.

Los pozos se diferenciaban entre sí, no solo por el lugar en el que estaban excavados sino también por el brocal (la abertura que los conectaba con el exterior). Había pozos pudientes y ostentosos con brocales de mármol y de metales preciosos; pozos humildes de ladrillo y madera y algunos otros más pobres, con simples agujeros pelados que se abrían en la tierra.

La comunicación entre los habitantes de la ciudad era de brocal a brocal y las noticias cundían rápidamente, de punta a punta del poblado.

Un día llegó a la ciudad una "moda" que seguramente había nacido en algún pueblito humano: La nueva idea señalaba que todo ser viviente que se precie debería cuidar mucho más lo interior que lo exterior. Lo importante no es lo superficial sino el contenido.

Así fue como los pozos empezaron a llenarse de cosas. Algunos se llenaban de cosas, monedas de oro y piedras preciosas. Otros, más prácticos, se llenaron de electrodomésticos y aparatos mecánicos.

Algunos más optaron por el arte y fueron llenándose de pinturas , pianos de cola y sofisticadas esculturas posmodernas. Finalmente los intelectuales se llenaron de libros, de manifiestos ideológicos y de revistas especializadas.

Pasó el tiempo.
La mayoría de los pozos se llenaron a tal punto que ya no pudieron incorporar nada más.

Los pozos no eran todos iguales así que , si bien algunos se conformaron, hubo otros que pensaron que debían hacer algo para seguir metiendo cosas en su interior...

Alguno de ellos fue el primero: en lugar de apretar el contenido, se le ocurrió aumentar su capacidad ensanchándose.

No paso mucho tiempo antes de que la idea fuera imitada, todos los pozos gastaban gran parte de sus energías en ensancharse para poder hacer más espacio en su interior.

Un pozo, pequeño y alejado del centro de la ciudad, empezó a ver a sus camaradas ensanchándose desmedidamente. El pensó que si seguían hinchándose de tal manera , pronto se confundirían los bordes y cada uno perdería su identidad...

Quizás a partir de esta idea se le ocurrió que otra manera de aumentar su capacidad era crecer, pero no a lo ancho sino hacia lo profundo. Hacerse más hondo en lugar de más ancho.

Pronto se dio cuenta que todo lo que tenia dentro de él le imposibilitaba la tarea de profundizar. Si quería ser más profundo debía vaciarse de todo contenido...

Al principio tuvo miedo al vacío, pero luego , cuando vio que no había otra posibilidad, lo hizo.
vacío de posesiones, el pozo empezó a volverse profundo, mientras los demás se apoderaban de las cosas de las que él se había deshecho...

Un día , sorpresivamente el pozo que crecía hacia adentro tuvo una sorpresa: adentro, muy adentro , y muy en el fondo encontró agua!!!.

Nunca antes otro pozo había encontrado agua...

El pozo supero la sorpresa y empezó a jugar con el agua del fondo, humedeciendo las paredes, salpicando los bordes y por último sacando agua hacia fuera.

La ciudad nunca había sido regada más que por la lluvia, que de hecho era bastante escasa, así que la tierra alrededor del pozo, revitalizada por el agua, empezó a despertar.

Las semillas de sus entrañas, brotaron en pasto , en tréboles, en flores, y en troquitos endebles que se volvieron árboles después...

La vida explotó en colores alrededor del alejado pozo al que empezaron a llamar "El Vergel".

Todos le preguntaban cómo había conseguido el milagro. -Ningún milagro- contestaba el Vergel- hay que buscar en el interior, hacia lo profundo... Muchos quisieron seguir el ejemplo del Vergel, pero desecharon la idea cuando se dieron cuenta de que para ir más profundo debían renunciar a todo lo material que habían atesorado .

Siguieron ensanchándose cada vez más para llenarse de más y más cosas...

En la otra punta de la ciudad, otro pozo, decidió correr también el riesgo del vacío...
Y también empezó a profundizar...
Y también llegó al agua...
Y también salpicó hacia fuera creando un segundo oasis verde en el pueblo...
-¿Qué harás cuando se termine el agua?- le preguntaban. -No sé lo que pasará- contestaba- Pero, por ahora, cuánto más agua saco , más agua hay. Pasaron unos cuantos meses antes del gran descubrimiento.

Un día, casi por casualidad, los dos pozos se dieron cuenta de que el agua que habían encontrado en el fondo de sí mismos era la misma...Que el mismo río subterráneo que pasaba por uno inundaba la profundidad del otro.

Se dieron cuenta de que se abría para ellos una nueva vida. No sólo podían comunicarse, de brocal a brocal, superficialmente , como todos los demás, sino que la búsqueda les había deparado un nuevo y secreto punto de contacto:

La comunicación profunda que sólo consiguen entre sí, aquellos que tienen el coraje de vaciarse de contenidos y buscar en lo profundo de su ser lo que tienen para dar..
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EL ERMITAÑO

Se cuenta lo siguiente de un viejo anacoreta o ermitaño, es decir, una de esas personas que por amor a Dios se refugian en la soledad del desierto, del bosque o de las montañas, para solamente dedicarse a la oración y a la penitencia.

Se quejaba muchas veces que tenía demasiado quehacer. La gente no entendía cómo era posible que tuviera tanto trabajo en su retiro. A lo que les contestó:

“TENGO QUE DOMAR A DOS HALCONES, ENTRENAR A DOS ÁGUILAS, MANTENER QUIETOS A DOS CONEJOS, VIGILAR UNA SERPIENTE, CARGAR UN ASNO Y SOMETER A UN LEÓN.

No vemos ningún animal cerca de la cueva donde vives. ¿Dónde están todos estos animales?

Entonces el ermitaño dio una explicación que todos comprendieron.

Estos animales los llevamos dentro:

Los dos halcones, se lanzan sobre todo lo que se les presenta, bueno y malo. Tengo que entrenarlos para que sólo se lancen sobre presas buenas… Son mis OJOS.

Las dos águilas con sus garras hieren y destrozan. Tengo que entrenarlas para que sólo se pongan al servicio y ayuden sin herir… Son mis MANOS.

Y los conejos quieren ir adonde les plazca, huir de los demás y esquivar las situaciones difíciles. Tengo que enseñarles a estar quietos aunque haya un sufrimiento, un problema o cualquier cosa que no me gusta… Son mis PIES.

Lo más difícil es vigilar la serpiente aunque se encuentra encerrada en una jaula de 32 varillas. Siempre está lista por morder y envenenar a los que la rodean apenas se abre la jaula, si no la vigilo de cerca, hace daño… Es mi LENGUA.

El burro es muy obstinado, no quiere cumplir con su deber. Pretende estar cansado y no quiere llevar su carga de cada día… Es mi CUERPO.

Finalmente necesito domar al león, quiere ser el rey, quiere ser siempre el primero, es vanidoso y orgulloso… Ese es mi CORAZÓN.


EL COFRE DEL TESORO

Hace muchísimos años vivía en la India un sabio de quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía triunfador en todos los aspectos de su vida y que por eso se consideraba el hombre más feliz del mundo.

Muchos reyes envidiosos, le ofrecían poder y dinero y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano. Mientras más lo intentaba, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir.

Así pasaban los años y el sabio era cada vez más feliz.

Un día llegó ante él un niño y le dijo: "Señor, al igual que usted, también quiero ser inmensamente feliz ¿Por qué no me enseña qué debo hacer para conseguir la felicidad?"

El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo: "A ti te enseñaré el secreto para ser feliz.

Ven conmigo y presta mucha atención: En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y son mi MENTE y mi CORAZÓN, y el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida.

EL PRIMER PASO es saber que existe la presencia de Dios en todas las cosas de la vida y por lo tanto, debes amarlo y darle gracias por todo lo que tienes.

EL SEGUNDO PASO, es que debes quererte a ti mismo y todos los días al levantarte y al acostarte, afirmar: Yo soy importante, yo valgo, yo soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay obstáculo que no pueda vencer. Este paso se llama Autoestima.

EL TERCER PASO, es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si dices que eres inteligente actúa inteligentemente, si dices que eres capaz, haz lo que te propones, si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas. Este paso se llama Motivación.

EL CUARTO PASO es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas.

EL QUINTO PASO es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie. Ese sentimiento no te dejará ser feliz, deja que las leyes de Dios hagan justicia. Tú, perdona y olvida.

EL SEXTO PASO, es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo con las leyes de la naturaleza, mañana te quitarán algo de más valor.

EL SÉPTIMO PASO, es que no debes maltratar a nadie. Todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.
Y por último, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas, el lado bueno y bonito.

PIENSA EN LO AFORTUNADO QUE ERES AL TENER TODO LO QUE TIENES, AYUDA A LOS DEMÁS, SIN PENSAR QUE VAS A RECIBIR NADA A CAMBIO.
MIRA A LAS PERSONAS Y DESCUBRE EN ELLAS SUS CUALIDADES Y DALES TAMBIÉN A ELLOS, EL SECRETO PARA SER TRIUNFADORES Y QUE DE ESTA MANERA, PUEDAN SER FELICES.


  
El Sabio, El terrateniente y el estudiante.

Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque; un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante alumno del sabio.

Terrateniente: "Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa y que inclusive puedes hacer milagros".
Sabio: "Soy una persona vieja y cansada... ¿Como crees que yo podría hacer milagros?".

Terrateniente: "Pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos..... esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso".

Sabio: "¿Te referías a eso?... Tu lo has dicho, esos milagros solo lo puede hacer alguien muy poderoso... no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, y todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo".

Terrateniente: "Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tu haces..... muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios".

Sabio: "¿Esta mañana volvió a salir el sol?".

Terrateniente: "Si, claro que si!!".

Sabio: "Pues ahí tienes un milagro..... el milagro de la luz".

Terrateniente: "No, yo quiero ver un verdadero milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra.... mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas".

Sabio: "¿Quieres un verdadero milagro? No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?".

Terrateniente: "Si!! Fue varón y es mi primogénito".

Sabio: "Ahí tienes el segundo milagro.... el milagro de la vida".

Terrateniente: "Sabio, tu no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro..."

Sabio: "¿Acaso no estamos en época de cosecha?, no hay trigo y sorgo donde hace unos meses solo había tierra?".

Terrateniente: "Si, igual que todos los años".

Sabio: "Pues ahí tienes el tercer milagro...."

Terrateniente: "Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero...." (el sabio lo interrumpe)

Sabio: "Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti...Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer".
Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiro muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba.

El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda.

Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el sabio y su alumno, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomo al conejo, soplo sobre el y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado...

Joven: "Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días, ¿Por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿Por qué lo haces ahora que no puede verlo?".

SABIO: "LO QUE EL BUSCABA NO ERA UN MILAGRO, SINO UN ESPECTÁCULO. LE MOSTRÉ 3 MILAGROS Y NO PUDO VERLOS.

PARA SER REY PRIMERO HAY QUE SER PRÍNCIPE, PARA SER MAESTRO 

PRIMERO HAY QUE SER ALUMNO... NO PUEDES PEDIR GRANDES MILAGROS SI NO HAS APRENDIDO A VALORAR LOS PEQUEÑOS 

MILAGROS QUE SE TE MUESTRAN DÍA A DÍA.

EL DÍA QUE APRENDAS A RECONOCER A DIOS EN TODAS LAS PEQUEÑAS COSAS QUE OCURREN EN TU VIDA, ESE DÍA COMPRENDERÁS QUE NO 

NECESITAS MAS MILAGROS QUE LOS QUE DIOS TE DA TODOS LOS DÍAS SIN QUE TU SE LOS HAYAS PEDIDO".


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